Ante la precariedad

En el más reciente número de Arquine, la revista de arquitectura mexicana, aparece un dossier con tremenda cantidad de ideas sobre las condiciones sociales en la actualidad urbana. Tuve el placer de contribuir a este dossier con algunas respuestas. Mis gracias a Pedro Hernández por incluírme. Las preguntas abajo son del equipo editorial en Arquine.

76 Portada ArquineDadas las condiciones de espacio impreso y la cantidad de respuestas que recibieron, creo que no pudieron reproducir enteramente todos los textos, lo cual está muy bien. Aquí copio mis contestaciones originales para quien quiera leerlas.


1.¿Cuáles son las condiciones — sociales, políticas, económicas o ambientales— que hoy se plantean como más relevantes para la arquitectura y la ciudad? ¿Ocupan la desigualdad y la pobreza un lugar preponderante?

¿Son la desigualdad y la pobreza importantes para la arquitectura? Claramente, la contestación es: No.
El trabajo de interés social—a veces—ocupa atención en las bienales, las escuelas y la prensa. Pero la atención de los arquitectos en los despachos más famosos está mayormente fijada en otros lugares: la creación de estadios de lujo, la circulación cómoda entre condominio y museo, la seguridad camuflada para no manchar el paisaje y la producción de espacios especulativos para el capital. Las horas laborables de las oficinas de arquitectura día a día principalmente no se le dedican a “la desigualdad y la pobreza.” Cabría preguntarse a quién le sirve acusar al interés social de cobrar un lugar supuestamente descomunal en la arquitectura. Es curioso lo que sucede, en muchos registros diferentes, cuando las imágenes de las desigualdades se escapan, supongo, de su debido sitio en los noticieros y entran a las bienales.
Lo primero es contextualizar esta controversia manufacturada que gira en torno a la propuesta de Aravena. Hay mucho que require pensamiento y, si acaso, crítica, por supuesto, en cuanto al trabajo de Aravena y otras prácticas que se relacionan. No lo dudo. Tengo mis preocupaciones de la explotación misma de la pobreza que puede llevarse a cabo a través de un discurso de los derechos humanos en la disciplina. ¿Sin embargo, qué ansiedades le produce Aravena a la arquitectura? Me interesan esas ansiedades más que criticar en este preciso momento el contenido de la exhibición (el cual todavía desconocemos). Si la bienal de Venecia le produce ansiedades a algunos arquitectos, curadores y escritores, pues quizás es para bien.

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